para Monique Girard
Amor, con tu sonrisa de espuma,
cristal navegado en su transparencia,
manzana y eco dormido en el alma del tambor,
hasta mí llegas con tu cintura y dejas
la melancolía de algo que se va.
Es confusa la liturgia de
la selva en la noche,
pan y veneno son rocío en un mismo pozo
y escupen al espíritu del reloj con el culto
a una desesperada orgía de placer.
Mi inocente campana de nieve,
escucha
desde lejos, remota
mi mano que tiembla buscándote
y siente mis pasos que un día para amarte volverán.
Yo estoy callado amor,
y contemplo la gran ceremonia del hombre:
prepara una misa y callado espera
una eucaristía de odio y sangre. |